sábado, 13 de diciembre de 2008

La aventura de ser maestro


Después de la lectura “La aventura de ser maestro” de José Manuel Esteve, retomo mi primera narración, por que describí un inicio y un fin, pero creo que me hizo falta analizar un poco más el intermedio.


Cuando ingresé al Conalep en la cd. de Cosamaloapan, los compañeros docentes y mi jefe inmediato fueron personas amables y colaborativas que me hicieron sentir muy bien y con más seguridad que en la primer escuela donde trabajé, aunque no sabía todavía cómo preparar mis clases. En cuanto a la disciplina no tuve mayor problema porque eran jóvenes ordenados y disciplinados. Creo que eso fue un punto muy importante del porqué me sentí más segura.


Cuando ingresé al Conalep de la cd. de Tuxtepec un año después, de inicio nos dieron un curso de “Formación pedagogica” que me sirvió para conocer a mis compañeros de trabajo y compartir experiencias con ellos que en lo personal me sirvieron de mucho. Además de conocer sobre ese campo desconocido para mí de formación docente. Cuando tuve el primer grupo enfrente no sabía cómo empezar a pesar de que me había preparado. Tenía un grupo de un poco más 50 alumnos, todos hombres en un salón pequeño con dos ventiladores (aquí el calor es muy fuerte y hay ocasiones en que alcanzamos los 48 grados). Los grupos de hombres, son muy, muy pesados para un maestro inexperto y más si es mujer, e incluso ahora que ya tengo un poco más de experiencia trabajo más en la preparación de una clase con éstos grupos que con los grupos mixtos. La disciplina se volvió mi prioridad en el desarrollo de mis clases y en eso me enfoqué y cuando esto sucede no se logra avanzar en los contenidos con esos grupos, además de que mostraban una total apatía hacia mi materia, porque no me veían como su maestra y para empeorar, la había una cantidad considerable de alumnos reprobados en ese inicio, en fin, fue muy difícil. Pero había algo bueno, que en los grupos mixtos, me mostraban empeño, atención y era muy bajo el índice de reprobación.


El trabajo docente requiere de mucho esfuerzo y dedicación, como ya lo comenté, por lo tanto sería algo muy importante y de gran ayuda que las autoridades correspondientes nos facilitaran el trabajo dándonos instalaciones y condiciones adecuadas para la transmisión de conocimientos en nuestras clases. El compromiso con mis alumnos me ha llevado a realizar algunas tareas para que nuestros espacios se vean un poco mejor: dejando limpio el salón al finalizar la clase, plantando algunas flores, colaborando en cuanto a la observación en general de la disciplina del alumnado, para que no rayen o maltraten el mobiliario en general de nuestra escuela. También soy honesta al mencionar que es un trabajo arduo y que cada vez, por diversas circunstancias me es más difícil llevarlas a cabo.


Después de doce años me siento más segura y sobre todo más a gusto en el salón de clases. A lo largo de este tiempo se adquieren muchas experiencias, como lo comentaba la lectura, que me hacen disfrutar y sentirme satisfecha con mi trabajo.

2 comentarios:

  1. Monserrat:
    Muchas felicidades por tu blog, y te agradezco la invitacón.
    Me identifico con tus experiencias y más por el número de alumnos que manejamos y considero que en esta aventura de ser maestro las experiencias vividas son las que nos hacen crecer y disfrutar nuestra labor.

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  2. Hola Montserrat:
    Que importante es darle ese toque personal a las cosas. Que bien se ve la foto y los títulos de las entradas a ti blog.
    Saludes.

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